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Para toda la vida

 

Los novios se casan para estar unidos y compartir el camino de la vida, no para separarse. Es por eso que cuando se llega a tener una ruptura de la relación resulta tan doloroso. La vocación al matrimonio no es algo “de un rato” o temporal, sino algo trascendental. El amor exige eternidad.

Una de las muchas características que tiene el matrimonio es que de manera completamente libre decidimos compartir nuestra vida con el otro, esto es parte de la donación de nosotros mismos, y el amor nos invita a que esta donación, a que esta “entrega” al otro, la realicemos no a medias, por el contrario, sin reservas y durante toda la vida. Este es uno de los grandes retos a los que nos encontramos en la actualidad.

“Quien no es capaz de amar para siempre, no será capaz de amar ni un solo día” decía un gran filósofo de nuestros tiempos, lo cual es una realidad, el amor no es para finalizar, no es para terminar o como algunos canciones lo mencionan, para “morir”. Pero pareciera que en la actualidad se nos dificulta comprender esto y más bien apostamos y optamos por una versión mutilada del amor, donde se sufre una especie de inhabilidad para asumir el compromiso y en lugar de compartir el libro entero de nuestra vida con el otro más bien sólo queremos compartir algunos capítulos… los más llevaderos y que no requieran de mucho esfuerzo por supuesto. En donde lo superficial domina sobre lo profundo y la sensación se sobrepone a la decisión, convirtiéndonos en unos incapaces para el auténtico amor.

Cuatro son las características del amor conyugal: libre, total, fiel y fecundo. De alguna manera cada una de estas características nos habla de la temporalidad del amor, el amor es para siempre, y esto se debe a que cuando elegimos a nuestro esposo o esposa no estamos eligiendo a una cosa, sino a una persona. Al encontrarnos a la luz de estas características, nos damos cuenta que el amor se encuentra más allá, supera y sobrepasa los malos momentos, los contratiempos y las tempestades por llamarles de alguna manera. El amor, en sí mismo, habla de esperanza y confianza. El amor no cuenta con fecha vencimiento o de caducidad.

La realidad es clara, el número de separaciones y divorcios se encuentra en aumento, de nosotros dependerá el asumir el reto del amor y abrazar el compromiso que este conlleva y no entrar como parte de la estadística. En la medida en la que vayamos descubriendo la grandeza (y belleza) del don del amor y tomemos la decisión de asumirlo con seriedad, es como iremos desarrollando la capacidad de perdurar en el amor no solo en los buenos momentos, sino para toda la vida.

Artículo proporcionado porFamilia Unida Guadalajara publicado también en Fiancée Bodas.

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