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¡Auxilio! Niños a la vista..

¡Por fin llegan las tan ansiadas vacaciones! ¿Ansiadas?

Bueno, la ilusión con las que las esperan los niños no es igual a la de las mamás. Ellas las reciben más bien ¡con pánico!

Parece que la casa nunca va a estar recogida, todos desayunan a distintas horas y la pregunta que se escucha cada mañana es “Mami, ¿a quién invito hoy?”

Si hablamos de los pleitos, parece que no hay enemigos más declarados que los hermanos, todo el día encuentran motivos tan variados para pelear que nos damos cuenta de la gran imaginación que tienen.

Ni qué decir del ruido que son capaces de crear. Hay más tranquilidad en una kermesse que en una casa con los niños de vacaciones.

MISIÓN IMPOSIBLE

Parece una misión imposible el ponerse de acuerdo sobre algo. Cuando uno de ellos quiere ver la televisión, otro quiere oír música y el tercero quiere jugar con los juegos de video.

Todo ese estira y afloja sucede en el momento en que el bebé está tratando de dormir la siesta.

Cuando parece que se pusieron de acuerdo, por ejemplo, una película, cada quien desea ver una diferente.

Por ello, en estos días, cuando nos encontramos a una amiga por la calle o nos llama por teléfono, la pregunta obligada es ¿qué vas a hacer con los niños en verano? ¿A dónde los vas a mandar?

Hay muy buenas opciones, y es benéfico mandarlos cuando ya se pensó en que todas esas circunstancias beneficiarán al hijo en su desarrollo, madurez o aprendizaje.

En determinado momento, los padres envían a sus hijos a ciertos lugares para entretenerlos, por la incapacidad de hacerlo por cuenta propia.

Es tanta la costumbre de llevarlos y traerlos de esa cadena impuesta de clases y actividades, que se quiere llenar hasta su tiempo libre y ocasionalmente se le tiene demasiado organizado.

COMO ANTES

¿Por qué no volver un poco la vista atrás y dedicarse a ellos en estas vacaciones, como lo hacían los padres con cada uno?

¿Ya se olvidó lo mucho que los niños pueden disfrutar de una tarde en el parque o con los patines, bicicletas, canicas y trompos, pasear a las muñecas en sus carreolas y jugar a ser mamás?

¿Ya quedó en el olvido la tiendita de dulces en la cochera donde los pequeños disfrutan vendiéndole a los vecinos, aunque los vecinos no se diviertan tanto comprando?

Parece que ya muchos niños no saben jugar béisbol porque los padres no hemos tenido tiempo para enseñarles.

Ya no se recuerda lo divertido que es jugar al circo, donde la única espectadora es la sonriente mamá que siempre tiene una palabra de elogio para cada uno de sus “artistas”.

Se olvidaron los disfraces y lo emocionante que era vestirse como papá o mamá.

Los niños, por naturaleza, son tan sencillos que son innecesarios grandes cosas para emocionarlos, sólo es requerido tiempo y disposición de los padres, cuando aún lo aprecian y desean, porque después serán otros sus intereses y compañías.

Esos días de campo a la orilla de un río, las tardes jugando al “turista” o cualquier otro juego de mesa, momentos en que todos intervienen en la preparación de los bollitos para la merienda, dejan varios recuerdos muy dulces y valiosos.

“¿Qué dejaré a mis hijos como herencia? El haber compartido sus sueños y esperanzas. El haber conocido sus tristezas, sus palabras y reacciones. El haber estado siempre ahí para escucharlos, para animarlos y hasta para regañarlos, también para cuidar sus heridas”, dice un poema.

“El haber dedicado día con día mi tiempo y mi paciencia. Yo no dejaré a mis hijos como herencia, grandes riquezas, finas joyas, pero en cambio, llenaré sus cabecitas de recuerdos que juntos compartimos y mis lágrimas, una a una, derramadas también sobre su lecho cuando -por estar postrados de fiebre- yo les cuidaba.”

Ahora que empiezan las vacaciones, surge el cuestionamiento “si tuviera que faltar mañana, si ya no tuviera la oportunidad de un nuevo día, ¿qué será lo que mis hijos recuerden de mí?”

Tendrán en su memoria algo valioso de qué echar mano para saber que el paso por este mundo no fue en vano, que se formó una familia y que los propios hijos querrán, cuando les llegue su turno de ser padres, realizar alguna actividad como lo hiciera su madre.

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